Y SI NO PUEDEN ESCUCHAR… ¡HAY QUE GRITAR MÁS FUERTE!

Y SI NO PUEDEN ESCUCHAR… ¡HAY QUE GRITAR MÁS FUERTE!

Actualmente nuestro país se encuentra inmerso en un panorama totalmente extraño respecto a lo que ya todos acostumbrábamos vivir. Son las voces de miles de colombianos que gritan y marchan por mejores y justas condiciones, un país donde los derechos sean respetados y se apoye a todos y cada uno de los colombianos, donde se sepa que el pueblo no es menos que sus gobernantes, y que sin el pueblo nada es posible, nada, ni el más mínimo debate. Es así, como se ha visto un claro atentado contra la libre expresión y los derechos del comunicador, siendo comunicadores, todos y cada uno de nosotros como colombianos que somos.

Según Miguel Arrieta “La libertad de expresión constituye uno de los elementos fundamentales para la existencia de la democracia, y dentro de su conformación cobra especial preponderancia el derecho a la información, que comprende a su vez un conglomerado de derechos dentro de una doble vertiente: desde el punto de vista de la capacidad de emitir informaciones, así como desde la perspectiva del derecho de los ciudadanos a recibir información sobre los temas de su interés. Su importancia deviene, por lo demás, del hecho de que constituye un derecho que facilita el ejercicio de otros derechos” (Zinguer, 2014)

Más se han dado casos positivos por corrupción que positivos para coronavirus durante los últimos dos años. La política y la censura, van de la mano, siempre que se hable de política y de expresar lo que se piensa, habrá problemas de este tipo. Durante los últimos días del mes de abril y los primeros días del mes de mayo del presente año (2021), han sucedido sistemáticos casos de censura contra la libertad de expresión.

Este es el caso de Cristian, un joven estudiante de la universidad Sur colombiana, que ha salido a manifestarse pacíficamente, y cuando no ha podido salir, hace lo que puede por apoyar la causa, esto, a través de redes sociales, compartiendo contenido que muestra claramente y verídicamente lo que realmente sucede en estas protestas, que, inicialmente son pacíficas pero que de la nada se tornan en disputas como si de dos grupos terroristas se tratase. Es aquí cuando nuestro tema de discusión cobra vida, aunque parezca increíble, el simple hecho de compartir una opinión en un perfil de una red social, puede llegar a ser censurado o bloqueado. Esto le pasó a Cristian, me mostró sorprendido y claramente con indignación lo que le estaba sucediendo, y no solamente a él, sino a miles de usuarios de las redes sociales en Colombia por estos días.

Tal es el nivel de este atropello que artistas internacionales como René, el vocalista de calle trece, también cayó en esta dinámica injusta, muy posiblemente auspiciada por el gobierno. Su canción “el aguanté”, antes era de libre reproducción en YouTube, pero sorpresivamente, dejó de serlo de un momento a otro, ya que, según muchos manifestantes, esta, se había convertido en uno de tantos himnos de protestas utilizados para acompañar manifestaciones públicas y virtuales.

Pareciera que el gobierno, ha parte de que casi no ha querido escuchar al pueblo, tampoco quiere que la población que aún no sale a las calles a manifestarse libre y pacíficamente, se entere de la opresión drástica por parte de la fuerza pública hacia los manifestantes. Un claro ejemplo son las redes sociales, en especial la red social Facebook, donde ponen un aviso o una pantalla negra tapando publicaciones en donde lo único que se hace, es expresar un punto de vista crítico en contra del gobierno.

El debate esta candente, la presión se mantiene, y mientras haya un impulso que anime manifestarse, la protesta pacífica seguirá, aunque intenten tapar con bombas lacrimógenas en las calles y con avisos de “contenido inapropiado” en las redes sociales, el pueblo seguirá marchando y expresándose a pesar de la represión y la censura que no deja más que inconformismo y la clara indolencia de quienes se suponen  nos defienden.

Que doloroso se siente, cuando en otros tiempos, en donde en otros países de américa pasaba lo que hoy está pasando acá y enseguida salían los dirigentes de nuestro amado país a alzar su voz apoyando a aquellos que, allá, los bien llamaban “manifestantes pacíficos” y acá, en donde sus madres los parieron y les enseñaron lo poco que dicen saber cómo para creerse superiores, cuando la población sale a manifestarse, son tildados de vándalos y enseguida los arropan con un  suave aroma a gas lacrimógeno y mientras el pueblo ensordece la indiferencia con cacerolas, la fuerza pública apaga el escuchar de los oídos con bombas.

Esa es la irónica cara de todo tipo de situación en donde lo que se busca es agradar a las mayorías, siendo las minorías las perjudicadas, siendo las minorías, quienes tengan que aguantar todo ese irónico impulso de opresión y censura que ellos mismos montan para callar miles de voces que solo quieren un mejor vivir en este hermoso y colorido país.